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lunes, 23 de abril de 2012

SIGNO VS. SÍMBOLO

¡Lucharán de dos a tres caidas sin límite de tiempo!

Es lo único que puedo imaginarme al leer el título de esta entrada.
La realidad es que una lucha así sería bastante pareja. Separar el símbolo del signo es bastante complicado. Ahora les explico por qué.
Es cierto que ambos son transmisores de información. Nos ayudan a identificar sentimientos y a buscar liberación emocional; determinan nuestras acciones, representan algo o a alguien.
 Ahora vienen las diferencias. El signo surge por la relación entre lo designado, el desingnante y la representación. Son específicos: señalan algo. (Ejemplos: humo, arcoiris, nubes)
El símbolo se define como la representación perceptible de una realidad; es una representación gráfica que puede ser parte del signo, y posee un significado propio, que puede ser más amplio y menos concreto debido a la variedad de contextos culturales en los que aparece. No pueden ser comprendidos por los animales, a diferencia de los signos. Podemos decir que los símbolos son un lenguaje internacional. (Ejemplos: escudos, banderas, cruces)
En ese hecho radica la diferencia más importante; los símbolos fueron creados con un significado en sí, expresado de manera gráfica: los signos aparecen como una parte fundamental de un proceso en el que el significado depende de la relación establecida entre el objeto y el intérprete.

Simplemente, no podemos separar uno del otro. El símbolo forma parte del signo. Declaremos el empate.

Todas las presentaciones

Agrego los enlaces a las presentaciones:
Diferencias entre comunicación y significación
Proceso de significación
Sistemas de signos: Semiosis y semiosfera
Umbrales de la semiótica
Semiótica en internet
Clasificación de la semiología





El vídeo de la entrevista realizada a Susana Zarayzky, una traductora que habla diez idiomas y que ha publicado un libro sobre cómo aprender idiomas a través del uso de la música.

TIPOS DE SEMIÓTICA


Hablemos de semiótica. Encontramos cuatro grandes tipos de semiótica, que varían dependiendo del objeto de estudio al que están dirigidos.



Tenemos:
  • La semiótica de la comunicación: Aquí, la realidad significante está definida por el proceso que se lleva a cabo entre emisor y receptor.Ocurre, por ejemplo, cuando queremos llamar a alguien, o cuando levantamos la mano para pedir oportunidad para hablar. La otra persona sabe lo que queremos decir con un simple gesto.
  • La semiótica de la significación: La intención de comunicar no es tan importante, y el mensaje que se emite puede tener una interpretación diferente o errónea. Por ejemplo, las lágrimas en el rostro de alguien pueden significar alegría o tristeza por alguna circunstancia, o simplemente es que algo le cayó en el ojo.
  • La semiótica discursiva: Estudia los signos dentro de mensajes y discursos. La relación va de la expresión (lo que se transmite) al contenido (lo que se dice). Estudia, por ejemplo, la misión y la visión de una empresa, qué se está transmitiendo al cliente y qué es lo que se está diciendo.
  • La semiótica narrativa: Estudia los relatos como unidades en las cuales existe una representación de la realidad. En los relatos están presentes sucesos ubicados en un espacio-tiempo definido; los signos se estudian desde esa perspectiva.

¿DE QUÉ SIGNO ESTAMOS HABLANDO?

Ya vimos como es que en la vida cotidiana encontramos signos por todas partes. Nos permiten expresar o comunicar una idea, y varían de cultura a cultura. 
Los signos establecen relaciones de diferente tipo, según los estudiosos de la materia.
Tenemos, por ejemplo, la relación triádica de Peirce, en la que el signo está relacionado con su significado y el efecto que provoca.
Aparece, en el mismo contexto, la teoría binaria de Saussure: Significado y significante se unen. El primero como el elemento no perceptible, el que se forma en la mente,  y el segundo como el elemento perceptible, el que se puede ver.
Los signos, al relacionarse entre sí, establecen códigos o sistemas. Es lo que ocurre con el abecedario: las letras (que en este caso son signos) se van relacionando y van creando sílabas, palabras, oraciones, párrafos y textos. Ese sistema es la lengua, y cada cultura cuenta con la suya propia.
Tenemos, entonces, dos tipos de signos: los linguísticos y los no linguisticos.
Los signos linguisticos son unidades psíquicas utilizadas en lenguajes inventados por el hombre con fines comunicativos. Están formadas por significado y significante.
Los signos no linguisticos emiten significados con otros medios además de la voz. Éstos se subdividen en:
  • Iconos: Guardan una relación natural con lo que representan, es decir, lo que están representado existe y se encuentra presente en una realidad inmediata. Aquí encontramos los dibujos, las fotografías, los mapas y los planos.
  •  Indicios: Son un hecho físico. Sólo indican o señalan un fenómeno pasado o futuro. Un ejemplo muy usual es el cielo gris, que indica o señala que pronto lloverá.
  • Señales: Son elementos a los que se les ha asignado un significado arbitrario, y pueden ser acústicas, visuales, táctiles u olfativas. Cada significado varía dependiendo de la cultura y el contexto      
  • Símbolos: Son más bien psicológicos y representan una relación indirecta con lo que refieren. Su significado es más bien abstracto. En esta categoría entran los sueños, en los que aparecen símbolos que podemos relacionar con infinidad de significados.                  



EL SIGNO

Los signos aparecen en muchos aspectos de nuestra vida diaria: escuchamos hablar de signos de interrogación, signos del zodiaco, vemos signos en cualquier parte. La vida está plagada de signos.
Hablamos , pues, de la semiosis, que no es otra cosa más que un universo de signos que se encuentran presentes en una cultura determinada, y que se relacionan entre sí.

Pero ¿qué características específicas hacen que podamos entender el significado de un signo?
Pra empezar, debemos definir su función primordial: la de comunicar ideas por medio de mensajes.
El signo no trabaja solo: requiere de la colaboración de un referente, que forma parte de un código específico, y necesita además un emisor y un destinatario. El mensaje debe  tener una razón de ser, una intención comunicativa.

Se distinguen, entonces, seis funciones linguísticas, dependiendo del medio o vehículo del mensaje.
*FUNCIÓN REFERENCIAL: Establece la relación mensaje-objeto. Constituye la base de toda comunicación, ya que explica la relación entre lo que se dice y la realidad. Derivan de esta función los códigos de señalización, cuyo objetivo es organizar la acción. ¿Cómo se relaciona lo que decimos con la realidad?
*FUNCIÓN EMOTIVA: Explica la relación mensaje-emisor. ¿De qué forma se expresa un mensaje? Esta función nos permite emitir juicios o actitudes con respecto al objeto al que se hace referencia.
*FUNCIÓN CONNOTATIVA: Estudia la relación mensaje-receptor.¿Cómo el receptor interpreta lo que se ha dicho?
*FUNCIÓN POÉTICA O ESTÉTICA: El mensaje es el portador, en sí mismo, del significado. Es el caso de las obras de arte, en las que el significado está contenido en todos los elementos que formen parte de ella.
*FUNCIÓN METALINGUÍSTICA: Remite el signo al código al que pertenece. Es importante conocer el contexto de una palabra para entender su significado. Por ejemplo, al hablar de "capital" podemos encontrar diversas definiciones, desde "capital en el código de economía", o "capital en el código geográfico"

domingo, 22 de abril de 2012

¡VAYA SI ES DIFÍCIL!

"Y dime, ¿qué porcentaje de inglés hablas? ¿cuántos idiomas hablas? ¿Cómo puedo decir "estoy completamente loco por esa chica en inglés? y, ¿en francés?"
Mis respuestas ante semejantes preguntas son las siguientes: " Pues hablo un 99.9% de inglés, aunque ni los hablantes nativos del lenguaje pueden tener ese porcentaje. Hablo aproximadamente 25 idiomas, incluido el de la "efe" y el "caló" y voy por más... Y la verdad es que no sé cómo puedes decir que estás loco por esa chica, digo, ¡ella no tiene la culpa!"

Estos son algunos ejemplos de cuestionarios a los que estamos expuestos los estudiantes de idiomas. La verdad es que nos hemos ido acostumbrando a la idea que la gente tiene sobre el lenguaje cuando habla de porcentajes y niveles.
La verdad es que nos encantaría preguntarles: ¿y tú qué porcentaje de Español hablas?
Medir el conocimiento de una lengua basándonos en porcentajes suena de por sí complicado cuando tratas de establecer el nivel de tu propia lengua. ¡Imaginen lo difícil que es hacerlo en una lengua extranjera!
Todos expresan su dificultad para aprender otro idioma... y la verdad es que yo no encuentro complicación alguna. Al contrario, considero que somos afortunados  al ser hispanoparlantes. He sido testigo de lo difícil que es para un angloparlante el aprendizaje de nuestra lengua: tantos conceptos, que varían de cultura a cultura, y de país a país. Los acentos múltiples con los que se habla el español, sinónimos, palabras que añaden un significado diferente, y que adornan las oraciones y los textos...
Por lo menos, yo me considero afortunada. El Español es una lengua tan rica como vasta. Nos brinda elementos que hacen que su capacidad de interpretación aumente, y varía de manera sorprendente.
Así que la próxima vez que quieras preguntarle a alguien sobre el porcentaje de inglés, francés, chino mandarín, italiano, portugués o esperanto que habla, piénsalo dos veces.
Aquí les dejo un video, bastante divertido, que habla sobre esa diversidad de palabras presentes en el Español.
:)

SEMIÓTICA O SEMIOLOGÍA... UN DILEMA

Los seres humanos somos seres curiosos: nos fascina indagar, razonar, definir, comentar, cambiar, establecer leyes, crear nuevas... En fin, todo aquello que se relacione con el conocimiento del mundo que lo rodea. 
Hablando en ese sentido, nos hemos empeñado por conocer el origen del lenguaje. Muchos han sido los estudios que sobre este tema se han hecho, pero la verdad es que aún no lo sabemos con exactitud.
Acompañado del lenguaje y de sus múltiples interpretaciones, aparece el signo como ese elemento imprescindible para poder entender la función comunicativa del lenguaje.
Mucho se ha debatido a lo largo de la historia sobre el concepto correcto con el que debemos nombrar a la "ciencia del estudio de los signos".
Aparecen (faltaba menos) las teorías de los americanos y los europeos. Ya es conocida su acostumbrada manera de contradecirse los unos a los otros, y en el caso de la ciencia, no podía esperarse menos.
Los americanos, comandados por Charles Sanders Peirce, establecen la llamada "Semiótica" como una ciencia con mayor rigor científico, y vinculada con otros sistemas de comunicación como los objetos, las imágenes y los comportamientos. Considera que lo más importante es el estudio de las propiedades de los signos, así como su origen o formación. Aparecen aquí signo, objeto e intérprete.
Por otro lado, tenemos la llamada "Semiología", gracias a Ferdinand de Saussure. La semiología es una ciencia relativamente joven, y está más vinculada con los estudios literarios. Podemos decir que es una ciencia social, de carácter humano, ya que se encarga de estudiar "la vida de los signos en el seno de la vida social". Su rama más importante es la linguística: centra sus estudios en el funcionamiento de los signos.
Hasta ahora todo parece estar perfectamente bien definido.El signo es lo más importante. El problema comienza cuando se trata de establecer qué parte del signo debe ser estudiada: ¿debe limitarse al estudio de la acción que se lleva a cabo entre signo, objeto e intérprete? ¿o debemos tomar como referencia a la lengua como el más importante de todos los sistemas de signos?
La verdad es que aún no se ha logrado llegar a un consenso sobre la verdadera razón de ser de la semiótica (para quienes prefieren la concepción americana) o semiología (para los europeos).
Resulta difícil establecer los límites de una ciencia que se ocupa de estudiar los signos presentes en todos los ámbitos de la vida.  Creo que seguiremos siendo protagonistas del debate que se libra en torno a la ciencia de los signos.
Sólo queda reconocer que los signos deben ser estudiados, de una u otra forma: el significado que cada uno de ellos encierra debe ser conocido e interpretado, para que la comunicación pueda funcionar como debe.